sábado, 23 de enero de 2010

Salo-me


Sus ojos ya no tiene pupila, se los han comido las lágrimas, su mirada se ha vuelto blanca y ahora solo mira a la nada. Sirve dos platos en la mesa, uno es para ella comer y el otro lo llena de espera, esperanza, ausencia, vacío, el plato queda vacío, se alimenta con desaliento, no distingue los sabores, se le han olvidado como también el hablar; el tiempo le sobra por todas partes y no encuentra donde poner su mente, así que simplemente la distrae con cualquier cosa; se sienta a recibir el viento en el rostro, es su único consuelo, el viento la acaricia mientras enfría sus mejillas, que no dejan de sonreír, porque recuerda que es sentirse viva, mientras el viento pasa también entre sus dedos y juega un poco con su pelo, ella empieza a dejar que la mente fantasee un poco, que empiece a volar y la deja ir entre el viento, su cuerpo ausente y danzante con el viento se deja llevar también, la sensación de que es acariciada, la hace feliz, ella ha sido olvidada, ya no es una persona ni un alma en pena, es un ser que deambula en amaneceres, con los pies fríos, buscando algo de calor, con sus labios secos, buscando algo de humedad, con las palabras olvidadas tratando de recordar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario