domingo, 19 de julio de 2009

EN LOS DIAS AZULES DE AGOSTO


Agosto es el mes de cielo bonito, huele a pintura con humo y cerveza. Esto los mejores días, en los que me puedo sentir como un pájaro amarillo que vuela por el cielo, que es como un mar, como un helado de pistacho, como un beso bien dado. Agosto es el mes que mas me gusta, pues es el mes de las flores azules. Como yo. De las flores azules que les gusta el vodka y las lunas hechizadas, de las flores azules que saben a lágrimas, a cigarrillo, a fresas y pasas, de flores azules rasgadas, vacías, cortadas.

Llego a mi casa para ver los amaneceres, desde mi ventana, comiendo galletas con arequipe y me caloreo con mi perro Tinto, que le gusta lamer mis manos que a esa hora están con un poquito de babas, con un poquito de sangre, con un poquito de olor a cigarrillo y botellas quebradas, él es un perro muy feliz. Duerme todo el día en mis piernas, ve conmigo todos los amaneceres y toma mucha Coca-cola con tinto. Yo se que es feliz, porque veo en sus ojos muchos jardines con flores amarillas y azules.

En las mañanas duermo para no ver el tiempo, y en las tardes salgo a pasear con Tinto. Vamos a la playa a comer chocolates, a jugar con frisbees de colores, a ver ojos, bocas y manos; y en las noches salgo a beberme y a fumarme las noches con estrellas; aviones y lunas. Me encuentro con Beto para dibujar la noche con pintura de todos los azules posibles; luego para cambiar de plan vamos a Gatonegro a escuchar las historias de todos los ciudadanos de esta ciudad desculturisada; a beber cerveza y a sacar risitas a los limones, miramos a los vasos fijamente para ver si nos cuentan alguna historia de amor, de esas que como para variar: terminan mal.

Beto, porque no me besas los ojos; las muñecas, los dedos y la lengua, para ver si te me metes en mis venas. Beto ven para acá. Ven como eres, con tus camisas rotas, con tus cigarrillos malucos y tus besos sangrientos. Lámeme los oídos, la palma de las manos, las cejas, para ver si quedo sabiendo a tí, Beto ven para acá. Ven como eres, con tus camisas rotas, con tus cigarrillos malucos y tus besos sangrientos. Hazme cosquillas en el ombligo, en las pestañas, en las uñas y en el pelo, pero no te vayas de mi lado nunca con tus camisas rotas, con tus cigarrillos malucos y tus besos sangrientos, ráscame con tu barba, con tus pestañas y tu pelo todo el cuerpo, desde la planta de los pies, hasta la punta de mi pelo, nunca te vayas de mi lado para que me lamas mis lagrimas rasgadas, que saben a pintura azul y huelen a pasto recién cortado. No te vayas nunca de mi lado para que me chupes el pelo que sabe a cigarrillo trasnochado con fresas. Beto no te vayas de mi lado con tus camisas rotas, con tus cigarrillos malucos y tus besos sangrientos, para que me acompañes todos los sábados a ver los piques que siempre se sienten en el pecho, en el estomago y están llenos de vértigo, de velocidad, de música y de orinadas en el rastrojo. Beto no te vayas de mi lado con tus camisas rotas, con tus cigarrillos malucos y tus besos sangrientos, para que cantemos juntos Boys don`t cry.

Dulcinea llega todos los días al amanecer, para verlos desde la ventana. Que maricada con ella, siempre es así de relajada, come galletas con arequipe, como si fuera siempre la primera vez, que maricada con Dulcinea siempre se la pasa durmiendo para ver si se adelanta el tiempo, pero que maricada, cuál tiempo. Si en esta casa no hay relojes ni espejos, creo que es porque no le gusta pensar que con el tiempo envejece más. Pero que va si ella cada día está mas linda. Me gusta mucho lamerle la piel, pues sabe a coca cola con tinto y a margaritas, ella es mas linda que las mariposas que me como en el parque, de en frente, donde todos los domingos amanece un muerto que siempre me daña la mirada, entonces dulcinea con un cigarrillo en la boca me dice: tranquilo Tinto, que esta tarde vamos a ir al mar y me hecha ese humito que ya no sabe a cigarrillo sino a las babitas azules de dulcinea, que maricada con ese humo que siempre me hace llorar.

La conocí un sábado, día de carreras, con mi cabeza vuelta mierda y mi cara llena de sangre, medio despierto, medio dormido veía a una muñequita que me quitaba la sangre de la cara con cerveza y babas azules, me decía tranquilo muñeco que luego habrá mas carreras, tranquilo muñeco que hay mas sábados de gasolina, de velocidad, de música a toda mierda, de llantas quemadas y cerveza, tranquilo muñeco que yo estoy aquí contigo, y yo le dije si muñeca, estoy tranquilo porque estoy contigo, muñeca no te vayas para que me sigas untando de tu sudor azul, de tus babas azules, de tu perfume azul y ella me dijo claro muñeco me quedo contigo; desde ese sábado, todos los sábados se volvieron sábados azules, de perfume azul, de babas azules, de sudores azules, de Boys don,t cry. Dulcinea es como una flor azul, que en cada pétalo tiene un olor distinto, con ella todo es azul, las noches negras las pintamos azules, nos comemos todas las estrellas. Lunas y aviones y luego, solo queda una pared azul, muñeca quisiera escribirte un poema que no sea azul, para que siempre lo recuerdes en tus sueños azules, muñeca no quisiera ser tu príncipe azul, simplemente seria tu bombón. Muñeca quisiera darte besos que no sean azules, para que te sepan más a sangre. Muñeca contigo quisiera pasar por toda la gama de los colores, olores, sabores y sudores. Muñeca quédate conmigo para que los días no sean grises y simples. Muñeca quédate conmigo para que hagamos el amor todas las mañanas, para que me llenes de tus babas azules y de todos tus olores azules. Muñeca quédate conmigo para que caminemos y tomemos cerveza todos los días. Muñeca quédate conmigo para que lamas todos mis días, mis dientes, mis dedos. Muñeca bésame hasta que amanezca, para que cuando sea hora de dormir sueñe contigo, sueñe que volamos, que vivimos en un barco en la mitad del océano, para que todos los días sean sábado. Muñeca acaríciame despacio como si fueras el viento. Muñeca fúmame, tómame, chupame, cómeme, inhálame, absórbeme; dulcinea rasga todos los días, para que no sean iguales, ella es como un picaflor azul que le gusta comerse la miel de mis babas. Muñeca fúmame, tómame, chupame, cómeme, inhálame, absórbeme; un día dulcinea me dijo que fuéramos a comprar crayones azules, para que rayáramos todos los árboles, las calles, los carros, las nubes, el viento, con los nombres de las flores, con los nombres de los días, con el nombre de los pájaros, las mariposas, los gatos, los perros, las chicharras. Muñeca fúmame, tómame, chupame, cómeme, inhálame, absórbeme. Un día dulcinea, Tinto y yo nos fuimos a la playa y bebimos todo el vodka que nos cupo, fumamos hasta que se nos pelaron los labios, la lengua y la garganta, cuanto todo ya estaba borroso, nos metimos al mar y dulcinea me decía que veía sirenas azules que la llamaban desde al fondo. Que le cantaban canciones azules, entonces dulcinea me miro a los ojos, me fumó, me tomó, me chupó, me comió, me inhaló, me absorbió y me dijo: muñeco, ya no quiero ser una flor azul, sino una sirena azul que le gusta el vodka y las lunas hechizadas, una sirena azul que sepa a lagrimas y a cigarrillo, a fresas saladas y pasas de arena. Una sirena azul rasgada, vacía, cortada. Muñeco, quédate con Tinto que yo me quedo con el mar. No muñeca, quédate conmigo, para que me untes de tu sudor azul, de tus babas azules, de tu perfume; para que mis días sigan siendo azules. Pero dulcinea me dijo, que no, que ahora quería vivir en el mar. Me dio un beso y me dijo que no se me olvidara darle a Tinto, Coca-cola con tinto todos los días Me cantó Good bye blue sky y se hundió y no la vi mas. Todas las noches vengo a la playa a cantarle Boys don`t cry, para ver si sale alguna noche, para ver si la pintamos de azul y si me fuma, me toma, me chupa, me come, me inhala, me absorbe.

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